24 jun 2012

España, un País Irreal I


Si alguna cosa, entre otras, va a poner en evidencia la crisis económica en España, es  la debilidad política del país, y la pérdida completa de soberanía.

España es un país con Instituciones políticas y económicas muy débiles en su creación, que no han sabido fortalecerse o no ha habido una voluntad de la mayoría de la clase política por fortalecerlas. El último ejemplo ha sido el Banco de España, una de las pocas instituciones serias que quedaban, ha sido pisoteada y desprestigiada a raíz de la nacionalización de Bankia. Por el mismo camino encontraríamos al propio Tribunal Supremo, que además de desprestigiarse él mismo, ha devaluado notablemente la imagen exterior del país con el “affaire Garzon”. O el Tribunal Constitucional, por nombrar otro. Las causas son múltiples y no voy a entrar en ellas, pero lo cierto es que la debilidad de las instituciones españolas refleja una realidad de desentendimiento político que la crisis económica se encargara de hacerla aún más visible y ponerle precio.

La crisis inevitablemente va a afectar la cohesión regional, cuestionando las transferencias de riqueza interregionales y el esfuerzo que los ciudadanos de cada Comunidad tienen que hacer para pagar los desaguisados de otras Comunidades. Dependiendo de las decisiones que se tomen y del impacto que el rescate del sistema financiero español tenga sobre los presupuestos públicos, las contradicciones afloraran y habrá Comunidades que se podrían plantear la rentabilidad de seguir formando parte de la Unidad Nacional Española. Ante una eventual salida de España del Euro, un escenario ni de lejos descartado aunque de menor probabilidad después del rescate del sistema bancario, las tensiones centrífugas se agravarían.

El impacto político de una crisis como la actual, que es fundamentalmente financiera, se deriva del hecho de que si bien la raíz de la crisis es económico-financiera, su solución es básicamente política. Una crisis financiera no destruye tanta riqueza como la cambia de manos. Se trata finalmente de saber a quién le va a tocar pagar la factura. Y este es el principal problema tanto a nivel Nacional como a nivel Europeo.

Por consiguiente, no es sorprendente ver que otros países de nuestro entorno también ven cuestionadas sus estructuras políticas nacionales por la crisis. Sin ir más lejos Bélgica o el Reino Unido. Éste último va a sufrir un referéndum de independencia de Escocia. La diferencia respecto a España es la fortaleza de sus Instituciones. Como decía un ciudadano escocés al ser preguntado sobre si votaría a favor de la independencia, su respuesta fue: “ Votaré a favor de la Independencia si puedo conservar la Libra Esterlina, la BBC, y la Reina”.

¿Se puede imaginar alguien a un catalán o vasco en la misma situación mostrando sus preferencias por conservar La Peseta, TVE, y el Rey?